martes, 30 de marzo de 2004

El ovni marciano

Martín Bonfil Olivera
publicado en Milenio Diario, 30 de marzo de 2004

La semana pasada una noticia apareció en todas las secciones de ciencia: “Detecta la NASA objeto en el cielo de Marte”, decía, por ejemplo, el encabezado de Milenio. La BBC de Londres, un poco menos recatada, había declarado “Un ovni surca el cielo marciano”, mientras que la fuente original de la noticia, el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA tituló su nota “Es un pájaro, es un avión, es una... ¿nave espacial?”.

La fotografía en cuestión fue tomada por el robot explorador Spirit cuando observaba el cielo marciano utilizando su cámara panorámica. Se puede observar el perfil del horizonte marciano, la atmósfera levemente iluminada y ¡sorpresa!, una línea horizontal blancuzca en el cielo.

Definitivamente, un ovni. Pero antes de saltar a conclusiones apresuradas, recordemos el significado de esta sigla: Objeto Volador No Identificado. En otras palabras, decir que es un ovni sólo significa que no sabemos (todavía) de qué se trata, no que se haya comprobado es una nave espacial extraterrestre.

De hecho, los astrónomos han aventurado ya dos explicaciones: o es un meteorito, de los que caen frecuentemente en cualquier planeta, o es una antigua nave espacial cuyos restos todavía estén orbitando alrededor de Marte. La tercera opción, que sea una nave extraterrestre, se debe dejar provisionalmente de lado, como veremos en un momento.

En el primer caso, se trataría de la primera foto de un meteorito cayendo en otro planeta. En el segundo, podría tratarse de una de las siete naves abandonadas alrededor del planeta rojo, aunque, debido a su trayectoria, quedan descartadas seis de ellas: las misiones rusas Marte 2, Marte 3, Marte 5 y Fobos 2, así como las naves estadounidenses Mariner 8 y Viking 1. Queda sólo Viking 2, “cuya órbita polar se ajusta a la trayectoria norte-sur del destello”, dice el comunicado de la NASA.

Pero mientras no se tenga una respuesta definitiva, los creyentes en el “fenómeno ovni” se están seguramente deleitando con la noticia. De hecho, no han hecho tanto ruido como uno esperaría, aunque Jaime Maussán, en su página “ovnis.tv” ya presenta la fotografía, junto con otras fotos tomadas por los exploradores marcianos: una especie de arandela o rondana semienterrada en el suelo, descubierta también por Spirit, y un objeto extraño y pequeño, de unos cinco centímetros, que parece reposar sobre el suelo y quizá moverse con el viento, y que por su aspecto irregular ha recibido el nombre de “conejo” (bunny). Al parecer, la NASA no ofrece explicaciones (todavía) respecto a la “arandela”, pero se piensa que el “conejo” pueda ser un fragmento de la bolsa protectora en que aterrizó el explorador.

El pensamiento científico normalmente adopta, casi automáticamente, una postura escéptica ante este tipo de especulaciones, pero uno no puede dejar de preguntarse, ¿y si fuera verdad que hay extraterrestres?

Al respecto, déjeme platicarle, querido lector, una anécdota relatada por un amigo: estaba en el consultorio de su doctor cuando, a través de la ventana, observaron un objeto brillante en el cielo, que no parecía un avión. “Es un ovni”, dijo el médico. “En efecto, es un ovni, al menos para nosotros, pero no creo que sea una nave extraterrestre”, dijo mi amigo; “puede ser un globo meteorológico o un satélite artificial”.

El doctor no dio su brazo a torcer, y acusó a mi amigo de ser dogmático al negar la posibilidad de que se tratara de una nave construida por una civilización más avanzada que la nuestra. Mi amigo ofreció entonces el siguiente razonamiento: “Tomando en cuenta todo lo que sabemos acerca de la vastedad del universo, de las enormes distancias que separan a planetas y estrellas, y el hecho de que, hasta ahora no tengamos ninguna prueba de la existencia de otras civilizaciones en el universo; tomando en cuenta esto, y además todo lo que sabemos acerca de la gran cantidad de satélites artificiales que giran en órbitas alrededor de la tierra, de los globos y otros artefactos que surcan el cielo... tomando todo esto en cuenta, ¿qué crees tú que sea más probable? ¿Que se trate de una nave extraterrestre o de un artefacto creado por el ser humano?”

No se trata de un argumento decisivo, ni mucho menos de una prueba. Se trata sólo de sentido común. En ciencia aparece a veces en forma de la conocida regla llamada “la navaja de Occam”, en honor de su creador (o al menos su más conocido popularizador), el monje inglés Guillermo de Occam, quien vivió a finales del siglo XIII y principios del XIV. La regla afirma que hay que evitar multiplicar innecesariamente las entidades que usemos para explicar un fenómeno.

Otro nombre de esta filosa navaja es “principio de parsimonia”. Antes de pensar en explicaciones complicadas y sorprendentes, hay primero que desechar las más simples y mundanas. Puede sonar aburrido, sobre todo si lo que quiere uno es vender muchos periódicos. Pero es un principio metodológico que les ha funcionado a los científicos.

En todo caso, si no se encuentra una explicación sencilla, habrá que aceptar la posibilidad de que efectivamente se trate de algo nunca antes visto. Pero francamente, y a pesar de lo mucho que me gustaría saber que existen civilizaciones en otros planetas, yo no apostaría mucho dinero a su presencia en el cielo marciano.

No hay comentarios.: