miércoles, 15 de febrero de 2006

Cómo crucificar a un buen químico

La ciencia por gusto - Martín Bonfil Olivera

Cómo crucificar a un buen químico
15-febrero-06

"Encubren en el Cinvestav anomalías de científicos”, informaba antier La Jornada a ocho columnas. ¿Alguna otra vez ha visto usted a la ciencia aparecer en primera plana?

Si este columnista fuera reportero, habría tenido que investigar el asunto y quizá entrevistar a dos o tres personas. Como ésta es una columna de opinión, me limitaré a opinar que me parece injusto el escándalo que algunos medios han armado alrededor del destacado químico mexicano Eusebio Juaristi (a quien, aclaro, no tengo el gusto de conocer).

Fundamentemos la opinión. La historia no es complicada. A lo largo de su trayectoria, el doctor Juaristi, del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del IPN se ha especializado en la llamada síntesis asimétrica, estereoselectiva o quiral. En otras palabras, se ha especializado en hallar métodos para fabricar las moléculas llamadas quirales (del griego cheir, mano), es decir, aquellas que existen en dos versiones: izquierda y derecha, pero buscando la manera de producir sólo una de las dos.

El asunto es importantísimo para la medicina y las industrias alimentaria y farmacéutica, entre otras, pues las moléculas quirales abundan en los sistemas biológicos, donde la diferencia entre la versión izquierda y derecha puede significar la diferencia entre un veneno y un medicamento. Juaristi es un experto internacional en síntesis asimétrica. Su trabajo ha sido reconocido no sólo con diversos premios –entre ellos el de la Organización de Estados Americanos en 1990 y el Nacional de Ciencias en 1998– sino con el respeto y admiración de sus colegas.

En 2003, según reportan Karina Avilés en La Jornada y Nurit Martínez en El Universal (13 de febrero), Juaristi y uno de sus alumnos de doctorado (Omar Muñoz) publicaron en una revista química el reporte de la producción de una sustancia (una amida quiral) que posteriormente usaban para fabricar otras moléculas. Ese mismo año publicaron otros dos artículos en sendas revistas, en los que usaban la misma sustancia.

Lo que ocurrió después pasa de vez en cuando en la investigación científica: se descubrió un error. La reacción para producir la amida quiral no podía repetirse. Ello invalidaba en gran parte los artículos publicados. Debido a esto, Juaristi hizo lo que se supone que debe hacer todo investigador en esa situación: informó del error a las revistas, a sus superiores y a los organismos que lo financiaron.

Resultado: la retractación de los artículos. Como habían sido parte de la tesis de doctorado de Muñoz, una comisión del Cinvestav consideró retirarle el grado de doctor, pero decidió que bastaría con que incluyera una fe de erratas. Y el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) está reconsiderando su admisión como miembro.

¿Dónde están los, en palabras de Nurit Martínez, “errores que empañan a la investigación científica”? Los comentarios de ambas reporteras revelan una ignorancia profunda acerca de cómo se lleva a cabo y se evalúa la investigación científica. Yo no sé si haya habido torpeza, descuido, mal control de calidad o incluso un manejo fraudulento en el caso; lo que sí sé es que, una vez descubierto el dato falso o incorrecto, se actuó como lo indican las normas. Inflar el caso presentándolo en primera plana justo el día en que Juaristi fue admitido como miembro de El Colegio Nacional da la impresión de un manejo tendencioso de la nota, impresión que refuerzan algunas frases de los artículos publicados lunes y martes por ambos diarios (“Con indagación fallida consiguen grados, becas y reconocimiento”; “su trayectoria de casi 30 años se ve empañada”; “Visiblemente nervioso, mientras sus ojos se ponían a punto del llanto, Juaristi se quedó mudo”).

El Secretario de Educación ha ofrecido indagar el caso, lo cual está muy bien. Pero es injusto crucificar a quien ha sido calificado repetidamente como “quizá el más notable químico mexicano”. Tal vez las declaraciones del propio Juaristi ayer martes sean el mejor comentario: “como cualquier actividad humana hay ocasiones en las que se cometen errores, pero lo importante (es que) una vez detectados se puede corregir y reportarlos. Lo realmente incorrecto es ocultar la verdad”. Y lo absurdo, añado yo, sería pretender que los científicos nunca se equivocaran.

No se vale. Hay mejores maneras de llevar la ciencia a la primera plana.

2 comentarios:

longojl dijo...

Es necesario divulgar mas el conocimiento cientifico. Estimado Martin te sigo en milenio y ahora lo hare en tu blog.
JLL

Anónimo dijo...

Me parece que el comentario de Martin es totalmente acertado. Las reporteras demuestran su total ignorancia del quehacer cientifico.
Los errores pasan y eso no indica fraude. El mismo Juaristi reporto los hecho, lo cual es lo correcto y digno.

Esta columna es muy valiosa