miércoles, 10 de mayo de 2006

Televisión y método científico

Televisión y método científico

Martín Bonfil Olivera


La llamada “caja tonta” tiene tan mala (y tan bien ganada) fama que parecería imposible pensar hallar algo decente (por ejemplo, ciencia) en ella. Sin embargo, de vez en cuando ha ofrecido excelentes ejemplos de ciencia popular: el más famoso es la serie Cosmos, del astrónomo Carl Sagan. Y desde hace años el Discovery Channel ha estado refutando, aunque sea de manera superficial, el mito de que “la ciencia no vende”.

Hace poco encontré un programa que, indirecta y quizá incluso involuntariamente, muestra cómo trabaja cualquier investigador científico. Se trata de la serie Myth Busters, en que los protagonistas -dos tipos bastante divertidos, cruza de exploradores, ingenieros y detectives- se dedican a investigar si ciertas “leyendas” que tienen que ver de alguna manera con la tecnología son o no ciertas.

Por ejemplo, en un capítulo trataban de averiguar si se puede electrocutar a una persona que toma un baño en tina arrojando una tostadora a la bañera (un truco favorito de novelistas y directores de cine). Claro, como no podían experimentar directamente primero tuvieron que desarrollar un modelo de “humano” (un maniquí hecho de gel) que tuviera un detector de amperaje incorporado, para saber cuánta corriente recibiría el candidato a ser electrocutado. Luego, tuvieron que averiguar cuánta corriente basta para matar a un ser humano.

No acabaron ahí los problemas: muchos artilugios eléctricos, al menos en Estados Unidos, tienen un fusible de seguridad que se funde si el aparato cae al agua, así que tuvieron que diseñar la manera de anularlo. Ensayaron con una secadora de pelo, pues razonaron que era mucho más probable hallar una en el baño que una tostadora (aunque ya encarrerados usaron hasta una plancha). En fin, el programa mostró cómo para buscar la respuesta primero había que estudiar el problema, buscar información, formular hipótesis, diseñar instrumentos específicos que permitan someterlas a prueba, de preferencia en forma cuantificable… ¡justo lo que hacen los científicos!

No recuerdo si lo de la tostadora era o no un mito, pero es lo de menos. Lo importante es que la serie muestra que si bien no existe el llamado “método científico”, entendido como receta segura para producir conocimiento, para hacer buena ciencia sí hace falta cierta forma metódica de abordar los problemas. No está nada mal.

mbonfil@servidor.unam.mx

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